Nuestra historia

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El comienzo del Pro

La historia cuenta que Napoleón tenía una etapa, antes de ser tirano que fue la de revolucionario. Por eso arrancamos la Historia del PRO con una de sus frases más conocidas “el que no conoce su historia, está condenado a repetirla”.

El año 2001 marcó a fuego a la Argentina. En aquel diciembre terminaba algo más que un gobierno y una política económica. Los expertos lo llamaron «crisis de representación”. En efecto, la sociedad civil percibió que sus representantes se habían alejado de quienes los habían legitimado una y otra vez con el voto. La realidad que se había intentado ocultar salía a la luz y las opciones políticas clásicas dejaron de dar respuestas. Derecha e izquierda, capitalismo y socialismo, peronismo y radicalismo, populismo y neoliberalismo se habían convertido en falsas opciones. Los planteos de unos y de otros se habían convertido en algo ajeno. Sus reglas, sus formas, su vocabulario y sus reivindicaciones habían perdido su contacto con la realidad que se vivía. El resultado fue desconcertante. Ni unos ni otros podían darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.

De todos modos el problema no eran los políticos. El problema era que las cuestiones públicas no podían seguir siendo entregadas a quienes habían fracasado por impericia o mala fe. Había que actuar. Los ciudadanos, cada uno desde su lugar, teníamos que intentar recuperar un Estado y un sistema que habían colapsado y que habíamos abandonado.

Con este panorama muchos de nosotros comenzamos a conversar y a convencernos de la necesidad de involucrarnos. Algunos veníamos del sector privado. Unos pocos tenían experiencia en la administración pública. Prácticamente ninguno había tenido militancia o participación política en su vida.

Después de años de trabajo, cada uno encerrado en su propio proyecto personal, familiar y profesional, sentíamos que el mayor o menor éxito alcanzado en la vida nos dejaba un sabor amargo. Lo que veíamos alrededor dejaba a la mayoría de los argentinos fuera del sistema, excluidos. Por acción u omisión, nos sentíamos responsables.

El PRO nació como una idea. Una idea de cambio y acción. Una idea de revolución en las formas de hacer política. Una voluntad de sumar a personas que, compartiendo ideales de bondad, decencia y sensibilidad, estuvieran dispuestas a construir una realidad distinta a la que estábamos viviendo. Una Argentina solidaria, alegre, dinámica, moderna, justa, segura y feliz. Que mirara de frente al futuro y a las transformaciones en el mundo.

No nos importó en aquellos primeros encuentros la identidad política de quien acercaba sus ideas y sus ganas de participar. Sólo que fueran democráticos. Desde lo más profundo entendemos que la identidad política ya no era importante.

Nos concentramos en las ideas, los sueños y en los proyectos que cada uno ofrecía para cambiar el país.

Dispuestos a dejar de lado los enfrentamientos del pasado y, sobre todo, a abandonar la cultura del prejuicio y la discriminación, el compromiso principal fue con la pasión por hacer y trabajar. Un cambio cultural. Si personas diferentes, que venían de experiencias muy distintas podían encontrarse en un proyecto común y constituir un equipo, las posibilidades serían enormes. Nuestros valores, principios y forma de ver las cosas se manifestaban en las acciones que diseñamos, sin interesamos que encajaran en alguna de aquellas clásicas divisiones. Al contrario, pensábamos que eso era parte del problema. Que todo estaba muy bien con la militancia, la ideología y la mística, pero que el fanatismo genera odio y enfrentamiento, corrompía el sentido común y la razonabilidad de las personas e infecta las acciones concretas y sus resultados.

Teniendo un Norte en común relativamente definido que nos apasionaba entendimos que nuestro aporte para cambiar y mejorar aquella realidad venía por el lado de la acción, y no por hacer de nuestras convicciones una nueva filosofía, doctrina o relato cerrado y excluyente que compitiera con los demás. Los viejos relatos se autodefinen como «filosofías de vida» y repetían los mismos términos desde hacía décadas: felicidad del pueblo, grandeza de la nación, justicia social, independencia económica, soberanía política, inclusión, república, democracia, igualdad de oportunidades, etc, etc. Y seguían repitiendo mientras el país se venía abajo, mientras nadie se hacía responsable. En muchos casos las filosofías de vida pasaron a ser palabras convenidas, definiciones dogmáticas y arenga ideológica, que tenían como objetivo el poder por el poder mismo.

Sentíamos que había que hacer, y que la solución a nuestros problemas no iba a venir de recetas preconcebidas ni de definiciones dogmáticas o prejuicios ideológicos. Mucho menos de luchas y confrontación. Nos fuimos dando cuenta, al igual que todos los argentinos, que la resolución de los problemas requería de trabajo, consensos, conocimiento específico, voluntad de cambio y de ruptura, capacidad de escuchar y, sobre todo, pasión por hacer las cosas. De esa manera, con la pasión puesta en ir más allá de las divisiones y en conquistar el futuro en acciones concretas, fuimos construyendo una idea que se expresó en un nuevo partido político.

¿Quiénes somos? Nosotros somos un partido político que nació de la primera etapa de las “reunión tupper” a un proyecto político. ¿Pero cómo arrancó el partido? ¿Cómo arrancó el PRO? Bueno para eso nos parece importante poner como protagonista de la historia del PRO a su fundador: Mauricio Macri.

Mauricio Macri tuvo varias oportunidades de vincularse a la política, porque varios partidos políticos trataron de vincularse luego del “que se vayan todos” de una época muy dura para nuestro país. La política queda en una posición incómoda, queda atravesada por una crisis muy grande, y así también la economía. Las instituciones también se mostraban quebradas, la gente ya no creía más en ellas ni en los partidos políticos. Empezar en la política de cero es más difícil que empezar con un ofrecimiento a ser candidato de un partido ya estructurado. Y hasta acá, Mauricio era un empresario y dirigente de fútbol exitoso por su trayectoria en Boca Juniors, pero cuando él aparece, renueva el aire en la política. Aire puro y fresco. Ya habían fracasado otros modelos de renovación de política como los de Gustavo Beliz y Felipe Cavallo, que era una nueva centroderecha que se quería apoyar en un proyecto consolidado ya de partido político.

Entonces cuando Mauricio llega, este nuevo modelo de dirigentes hace que una persona que viene de afuera de la política se entremezcla con dirigentes que perdieron la pertenencia partidaria. Algunos venían del justicialismo, otros de los radicales, conservadores, algunos de una que otra ONG, personas vinculadas a cultos, a deportes, a empresas, con todos ellos se hizo esta mezcla que era “Compromiso para el Cambio”. Con esto se revalorizó la política con nuevas ideas de la mano de nuevos dirigentes.

¿Pero cuáles fueron los valores de este espacio? Los más importantes eran el emprendedurísmo y el voluntariado. Las nuevas formas de militar en política. La gente estaba agotada, la gente quería participar de la política de una manera distinta. Y empieza a funcionar algo dicho por un ex presidente de la década de los noventa sobre que las ideologías habían muerto porque solamente hasta allí lo que podía prevalecer era lo que había fracasado y una nueva etapa, un nuevo discurso ideológico se venía en la política. Algo distinto se había gestado.

Ya había habido algunos avances, porque la Fundación Creer y Crecer de donde nace Compromiso por el Cambio, eran soportes técnicos que estaban preparados en el año 2003 para apoyarse en los partidos tradicionales fundamentalmente al justicialismo y al radicalismo para darle un sustento técnico y teórico para la etapa que venía. También influyó en la creación de lo que a partir de 2008 se llamaría “el PRO” el Grupo Sophía, fundado en 1996 por Horacio Rodríguez Larreta. La consigna muy importante que necesitaba la sociedad era moralizar la política. Y esto hizo que la clave de Mauricio Macri cuando decidió vincularse a la política lo hizo como candidato a jefe de gobierno y no a gobernador, o candidato con el peronismo o con otros espacios.

Él eligió el largo camino. Arrancar de cero.

Y acá como una segunda instancia es donde están los primeros resultados electorales y el primer desafío. Se tuvo que armar una organización partidaria y al principio era una organización vecinalista. Nadie creía que este espacio iba a crecer más allá que la Ciudad de Buenos Aires.

Compromiso por el Cambio fue la génesis de lo que después es el Pro. Un frente conformado por los partidos Justicialista, Federal, Autonomista, Demócrata, Acción por la República y Demócrata Progresista, para sostener la candidatura de Mauricio Macri para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que había presentado a fines de 2002 En la primera contienda electoral, de esa fórmula Macri-Larreta consiguió más del 37% contra un 33% que había sacado la fórmula de Ibarra (Jefe de Gobierno de ese entonces). Pero allí el presidente en el año 2003 era Néstor Kirchner y con una alianza de centroizquierda progresista deciden apoyar a la fórmula de Ibarra para segunda instancia, y es cuando el resultado de 57% para la fórmula de Telerman contra el 46% por la fórmula de Macri, pierde esa elección. Pero los votos que había cosechado, unos 600.000, hace que se logre tener su primer espacio y base de sustentación para la política institucional. Ya no era una vocación, ya no era una fundación ni un partido político, sino que eran 23 legisladores y 5 diputados nacionales. Y también hay algo que se acuña, que es llamar a los políticos por su nombre. Lo nuevo que venía en la política.

En junio de 2005 Macri y el excandidato a presidente Ricardo López Murphy, líder del partido Recrear para el Crecimiento, realizaron un acuerdo político para formar una alianza electoral de alcance nacional. El 5 de agosto de 2005 el macrismo se organizó como partido político en Compromiso para el Cambio, siendo elegido presidente del mismo Mauricio Macri. Pocos días después, el 23 de agosto Macri y López Murphy dieron a conocer el nombre de la alianza: Propuesta Republicana. Savaglio (el entonces publicista) había creado también el apócope «Pro», para denominar a la coalición, así como un logo que incluía un triángulo a modo de flecha orientado hacia la derecha. Ese mismo día la alianza Propuesta Republicana fue registrada en dos distritos, Capital Federal y provincia de Buenos Aires, integrada por el Frente Federal Justicia y Libertad (Frejuli), el Partido Demócrata Progresista (PDP), el partido Recrear para el Crecimiento, el partido Compromiso para el Cambio, el partido Acción por la República, el partido Voluntad para la Integración y el Desarrollo Auténtico. La alianza se inscribió también con ese nombre en Entre Ríos y apoyó en Mendoza al Partido Demócrata provincial.

En las elecciones legislativas de 2005 la alianza Pro obtuvo nueve diputados nacionales en total, seis en la Capital Federal donde salió primera con 34% (Mauricio Macri, Paula Bertol y Eduardo Lorenzo Borocoto, Esteban Bullrich, Ester Schiavoni y Nora Ginzburg) y tres en la provincia de Buenos Aires, donde salió quinta con 7% (Pablo Tonelli, Paola Spátola y Eugenio Burzaco para diputados). Acá suceden dos cosas para la política: una era la traición de una persona que había participado en las listas y los peronistas se van de la alianza armando un espacio aparte, por eso se inventó una palabra que fue la “borocotizacion” de la política, fue cuando Borocotó logró ser diputado para un espacio y después se dio vuelta para otro. Y lo que se logra es que, en la Ciudad de Buenos Aires, este espacio se convierte en la primera minoría. Pasando a tener una fuerza especial en la legislatura.

La ciudad

Entre los años 2005 y 2007, se construye un nuevo formato de hacer campaña y donde un candidato versátil como Mauricio podía ser candidato a Jefe de Gobierno, a Gobernador, o nuevamente a Presidente, pero en ese entonces se lo disputaban Duhalde, Alfonsín, pero Macri siguió apostando a la construcción nacional.

Y todo aquello que decían que, si perdía, se iba de la política, no sucedió. En 2007, decidió ser candidato a jefe de gobierno y ahí, comienza un sueño: el que lo llevó a la presidencia de la nación. Se convoca para hacer campaña, pero esta vez, una muy distinta: una campaña donde el timbreo y estar de cara a la gente es parte del ideario del partido, parte de una cultura que era la cercanía.

Hacía mucho que los políticos no hablaban con la gente, los dirigentes no se acercaban y de nuevo, impusimos esa mística. Acá también, empiezan a hacer historia los bunkers. El bunker del PRO pasa a ser parte de la mística, nada es improvisado, hay un escenario, hay una escenografía, hay un vestuario, hay música, hay un sistema de ingresos. Se mostró todo lo distinto que la política tradicional no muestra.  

La alianza Propuesta Republicana presentó la fórmula integrada por Mauricio Macri y Gabriela Michetti obteniendo el primer lugar con el 45,6% de los votos, seguido por Daniel Filmus del Frente para la Victoria) con el 23,8%. En la segunda vuelta que se realizó el 24 de junio Mauricio Macri y Gabriela Michetti fueron elegidos frente al gobierno porteño.

Transcurrieron más de diez años desde aquellos primeros momentos. Las condiciones que hicieron posible la debacle de finales de 2001 no se modificaron. Pero aquello que habíamos comenzado a construir entre unos pocos continuó desarrollándose de manera sólida y consistente.

Nuestra idea creció y obtuvimos de manera democrática y a través del voto mayoritario la confianza de los ciudadanos y ciudadanas de la Ciudad de Buenos Aires para cambiar las cosas.

Cuando nace el Pro, nace la otredad. La alteridad al Kirchnerismo. La gente empezaba a saturarse de nuevo del sistema populista que se movía en base al acarreo, con los favores.

El primer desafío fue gobernar. Después de ganar, uno tiene que gobernar. Y para hacerlo, lo que uno necesita es espertiz política en el gabinete. Había muchos métodos nuevos en el gabinete y así es como comienza a cambiar el paradigma de una gestión.

Algo que se implementó totalmente innovador, es la forma empresarial de elegir secretarios para tener un método de gestión, un método de ahorro de recursos y un profesionalismo para llevar a cabo los objetivos y las metas. Para todos ellos que venían de la política resultó bastante raro pero este tablero de controles hizo adquirir disciplina y responsabilidad al plantel. A partir de aquí, nada más y nada menos que la eficiencia en la toma de decisiones en la gestión pasó a ser parte del ideario político. Posteriormente se fueron agregando ingredientes para tener la verdadera cultura Pro.

 ¿Cómo seguir hacia delante? En la Ciudad, en el año 2009 tocó un gran desafío. Se colocó como candidata a Diputada Nacional a Gabriela Micchetti que fuera la vicejefa acompañada de Esteban Bullrich y se logró también dividir que las candidaturas no eran testimoniales. Ya que ese tipo de candidatura era un artilugio, una artimaña que tenía el Partido de Kirchner para enfrentarse a las elecciones. Y entonces, lo que se hizo fue totalmente lo contrario: poner un candidato en la Provincia de Buenos Aires y empezar a hacer una construcción nacional. Unión PRO obtuvo el 19,21% de los votos y el tercer lugar a nivel nacional. Acá nace el proyecto nacional.

En el año 2010 el partido se fusiona con otros, PRO más RECREAR, avanzaron juntos con una nueva personalidad jurídica y se logra, empezar a estar en todos los distritos.

¿Qué marca la historia de los partidos políticos? Hoy, solo tres partidos políticos tienen representación en los 24 distritos de la Argentina. La UCR, el Partido Justicialista y el Pro.

En 2011 se decidió que no estaban las condiciones para presentar un Candidato para la Nación y prefiere presentarse nuevamente para Jefe de Gobierno. El 10 de julio de 2011 PRO logró en la Ciudad de Buenos Aires el voto del 46,1 %. En segunda vuelta el 31 de julio, alcanzó la victoria y la reelección de Macri como Jefe de Gobierno con el 64,3 % de los sufragios. Por otra parte, su primo, Jorge Macri fue elegido primer intendente del conurbano a través del PRO en las elecciones del 23 de octubre con el 38,4 % de los votos frente a Enrique «Japonés» García que buscaba su reelección en Vicente López.

Los vecinos nos pusieron a prueba. Y cumplimos. Nos equivocamos, crecimos, corregimos, aprendimos, cambiamos. Pero cumplimos. Fieles a los mismos principios que nos convocaron al inicio, cuando parecía que no había salida o lugar para algo distinto. Había que entrar en la política para cambiarla, poniéndola al servicio de las personas y sus realidades. Aprendimos a sumar y sumamos a voluntades con las que compartíamos el sueño de nuevas realidades, sin detenernos en él de dónde venís». Aprendimos que saber qué hacer no era suficiente. Había que saber cómo hacerlo, rendir cuentas y hacernos responsables de los resultados. Aprendimos de la mano de una sociedad que también aprendió.

Nuestras ideas de base y valores abrieron el camino a nuevas actitudes y formas que ahora ofrecemos compartir para acompañar el cambio de la realidad de todos los argentinos.

El camino a la presidencia

Fue así que Mauricio logra presentar un modelo de gestión y un montón de resultados que venían del 2013 en adelante, como lo era reformar el Teatro Colón que estaba cerrado hace muchos años. Empezar a formar la Policía Metropolitana porque la Nación no trasladaba estos servicios. Se crea la agencia gubernamental de control que tuvo mucho que ver con tener medidas claras de seguridad para la habilitación de nuevos espacios, que claramente fue un ejemplo para todo el país teniendo en cuenta lo ocurrido con Cromañón. Inglés desde primer grado, la atención en la infraestructura de las escuelas, obras hidráulicas muy importantes (¡No se inunda más!). La inversión en hospitales, la cobertura médica porteña, el metrobus, la bicisenda, etc. Una Ciudad de Buenos Aires nuevamente vista ante el mundo como una de las más lindas e importantes capitales.

En las elecciones del 2013 obtuvo bancas legislativas en Provincia de Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Salta, San Juan, Santa Fe y Ciudad de Buenos Aires. En la provincia de Buenos Aires no se llevó candidato propio.

Con 16 diputados, 3 senadores, Maria Eugenia Vidal como vicejefa y con Jorge Macri en la Provincia de Buenos Aires empezando a tener influencia, plasmando que el PRO no era solo el sueño de un empresario, sino que incipientemente ya se conformara en una cuestión nacional y en una cuestión políticamente seria.

Con Gabriela Michetti y Diego Santilli festejando ser electos como Senadores por la Ciudad de Buenos Aires es cuando Jaime Durán Barba en octubre de ese año dice cuál es la imagen que deben presentar, qué es lo que la Argentina buscaba: los globos, la organización, los jóvenes Pro con remeras amarillas con la leyenda #Macri2015. Así y con el fondo de la canción “Ciudad Mágica” de Tan Biónica es dónde comienza la carrera presidencial y el camino a lo inédito.

Tuvimos un nuevo desafío, y redoblamos el compromiso de trabajar para las personas de todo el país, junto a ellas. Con acciones concretas, con solidaridad y sensibilidad, prefiriendo los hechos a las palabras, la acción y actitud ejemplar al discurso dogmático y fanático, las personas a las ideologías y el enfrentamiento. Prefiriendo lo abierto y dinámico, que incluye, a lo cerrado y estático, que excluye lo que queda fuera y limita la posibilidad de cambio. Y seguimos sumando gente, porque entendíamos que nuestro común denominador valores y formas, al igual que la sociedad que soñamos, tenía vocación de ser integrador.

Fue así que tras un par de reuniones privadas entre Carrió y representantes de Propuesta Republicana (entre ellos la entonces Senadora Nacional, Gabriela Michetti, y el líder del espacio, Mauricio Macri), el día 31 de enero de 2015 se comunicó la alianza entre dichos jefe de gobierno y legisladora parlamentaria para competir en las elecciones primarias, diciendo «sellar la unidad» para que «haya una alternativa competitiva frente a los que nos gobiernan desde hace décadas», haciendo referencia a la hegemonía del Partido Justicialista en el poder, (1989-2015, con excepción del breve período aliancista 1999-2001).

El presidente de la Unión Cívica Radical, el senador nacional Ernesto Sanz, quien durante el segundo semestre de 2014 había sido junto a Carrió uno de los precursores de una alianza más amplia todavía se mantenía firme en su pensamiento, disintiendo con la opinión de otro radical, Cobos; quien propuso que «la UCR debía conservar su identidad histórica» y que «debía competir en representación del electorado que en algún momento se identificó con el extinto FA-UNEN». Finalmente, ambas posiciones se midieron en la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical reunida en la ciudad de Gualeguaychú, donde tras un agitado debate se llamó a votación, dándose por vencedora en la madrugada del 15 de marzo de 2015 la postura defendida por Sanz por 186 votos a favor y 130 votos en contra, confirmando así la alianza con el PRO y la CC-ARI. Posteriormente se sumaron el Partido Fe de Gerónimo Venegas y el Partido Unión por la Libertad de Patricia Bullrich. Tras el acuerdo entre las partes, la coalición fue oficializada el 10 de junio de 2015 bajo el nombre Cambiemos. 

También después se adhirieron el Partido Conservador Popular y el Partido Demócrata Progresista, aunque los únicos en competir en las internas fueron los líderes de los partidos principales.

El 5 de Julio de aquel año se llevaron a cabo las elecciones para la Jefatura de la Ciudad de Buenos Aires. Con Mauricio Macri ya lanzado para la próxima candidatura presidencial y no pudiendo ser nuevamente reelecto, aquella contienda llevó al PRO a tener su primera gran interna para ver quién sería el candidato que retuviera el distrito que vio nacer el sueño presidencial. Allí, la entonces Senadora Nacional, Gabriel Michetti y el Jefe de Gabinete de Mauricio en la Ciudad durante los 8 años de mandato, Horacio Rodriguez Larreta, se midieron para ver quien seria el candidato amarillo y el proximo heredero de la jefatura de la Ciudad.

Con el apoyo de Mauricio y ya la propuesta para que Gabi sea su compañera de fórmula para las presidenciales, Larreta acompañado de Diego Santilli como su candidato a Vicejefe ganaron aquellas elecciones por el 60% y luego de sacar el 44% en primera vuelta y el 51% en el ballotage ante Martin Lousteau (UCR-CC Ari) que había sacado el 25% en primera vuelta, Horacio Rodriguez Larreta pasaría a ser el nuevo Jefe de Gobierno y le daría a Mauricio Macri un gran impulso para las Primarias Presidenciales remarcando que la ciudadanía le daba al PRO el respaldo a su gestión para ser continuada y ahora llevada a cabo más allá de la General Paz.

El 9 de agosto se realizaron las elecciones PASO, donde los tres co-fundadores compitieron por consagrarse con la nominación de la coalición. El resultado fue una contundente victoria de Macri, quien se impuso en los 24 distritos; obteniendo su mejor resultado en San Juan donde triunfó con el 90,38%, mientras que su resultado más bajo fue en Chaco, donde fue votado por el 60,57% de los votantes de Cambiemos. En tanto el mejor y peor resultado de Carrió fueron un 12,50% en Santa Cruz y un 2,09% en Catamarca, respectivamente. Por el lado de Sanz su mejor contienda se dio en Corrientes, donde obtuvo el 29,64% y la más baja en Tierra del Fuego, donde acaparó al 5,78%. De esta forma Mauricio Macri y Gabriela Michetti se alzaron como los candidatos oficiales que representarán a la formación política en las elecciones presidenciales.

A nivel federal, Cambiemos obtuvo el 30,07% de los votos, un 17,18% más de lo obtenido por la segunda fuerza detrás del kirchnerismo en las últimas elecciones. Se ubicó primera en dos distritos: en la Capital Federal con el 49% y en Mendoza con el 36% consolidándose así como segunda fuerza nacional, detrás del Frente para la Victoria.

Tras una intensa campaña, el Primer debate en la historia argentina de por medio y un cierre de campaña imponente en Humahuaca, las elecciones presidenciales se desarrollaron finalmente el día 25 de octubre. En las mismas, la principal fórmula opositora se ubicó en el segundo puesto con el 34,15% de los sufragios, es decir un crecimiento del 4,08% y ganando 2.005.149 votos más de lo obtenido en las internas. Cambiemos se impuso en 5 distritos, tres más que en las primarias: a Mendoza y Capital Federal se le sumaron Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. Al no haberse superado el 45% de los votos necesarios para ganar la presidencia, los dos primeros candidatos se enfrentarán en una segunda vuelta. A nivel distrital, se ganaron las gobernaciones de Jujuy con el radical Gerardo Morales a la cabeza quién obtuvo el 58,34%, y Buenos Aires donde la candidata PRO María Eugenia Vidal se impuso con el 39,42%, marcando un hecho histórico al ser la primera gobernadora de la provincia más influyente del país y rompiendo con la mayor hegemonía de un partido sobre la misma, la del PJ, que gobernaba desde 1987.

Estas se sumaron a Mendoza donde Alfredo Cornejo ganó con el 45,33% el 21 de junio del mismo año y a la Capital Federal Con los vientos de cambio esparcidos por todo el país, el 22 de noviembre fue la fecha final. Mauricio Macri se consagró como el nuevo Presidente de la Nación Argentina al obtener el 51,34% de los sufragios, superando así al candidato oficialista del Frente para la Victoria, Daniel Scioli. Fue allí donde obtuvo 12.997.938 de votos, 4.396.875 votos más que en las elecciones generales y 6.206.660 votos más que en las elecciones primarias.

Se impuso en 9 de los 24 distritos, 4 más que en las generales y 7 más que en las primarias; estas fueron: La Pampa (51,03%), Jujuy (52,89%), Entre Ríos (53,86%), Santa Fe (55,72%), La Rioja (56,50%), Mendoza (57,53%), San Luis (64,13%), Capital Federal (64,80%) y Córdoba, donde hizo su cierre de campaña antes del ballotage en un Estadio Orfeo completo y se desarrolló su mejor victoria: un 71,51% que oficializó su elección.

Fue así que Mauricio Macri terminó con el “vamos por todo” de 12 años de kirchnerismo y se convirtió en el primer presidente electo no perteneciente a los partidos tradicionales, el Partido Justicialista (creado en 1946) y la Unión Cívica Radical, desde 1916, llevando al PRO (2005) a ser un partido político jóven más allá de aspiraciones locales, sino de un espacio destinado a estar en la verdadera consideración del poder en la República Argentina.

LOS ARGENTINOS JUNTOS SOMOS IMPARABLES

MARCHA DEL MILLÓN

PRIMER TIEMPO